jueves, 5 de agosto de 2010

Como ver el Aura

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Para lograr ver el aura, es necesario aprender a pensar y a creer en ella. Todos tenemos dentro de sí la capacidad de ver el área iris del aura.

Nos hemos acostumbrado tanto a los sentidos físicos, la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto; que nuestro sentido interior de la percepción ha quedado oculto y no lo aplicamos.

Para ejercitar este sentido interior, debemos aprende a ver con los ojos cerrados, a sentir lo que esta mas allá de nuestros sentidos normales y a aceptar en nuestra mente consciente lo que han percibido nuestros sentidos interiores

Ya que el aura, con sus variados colores, es algo no físico; necesitamos realizar un esfuerzo consciente pare verla. Si deseamos ver el aura debemos aceptar en primer lugar su existencia. De lo contrario, la mente consciente puede rechazar la idea del aura; puede rechazar incluso, las señales del inconsciente que le describen el aura.

La mayoría de nosotros, con el aprendizaje y la actitud correcta, podemos recuperar la capacidad de ver el aura y hacer usa de otras percepciones extra sensoriales.

Pero, tal vez, nos preguntaremos ¿para que ver el aura? La visión del aura y su área iris, verdaderamente magnifico, crea un lenguaje del pasado, del presente y del futuro, un lenguaje que debemos leer y comprender, un lenguaje que trae aparejada una enorme responsabilidad.

Además, si logramos desarrollar este don; podremos ayudar a nuestros semejantes, e incluso curarles y comprender con mayor plenitud a todas las personas que nos rodean.

El conocimiento de ese arco iris que vestimos va mucho mas allá de la mera connotación del color físico. Nos puede responder a una infinidad de preguntas, ya se planteen o no.

El tono del color nos puede revelar la honradez o la folia de ella, en una persona; si hay amor o este esta ausente; si existe miedo, dolor o compasión.

Se trata, en la práctica, del medio curativo natural más poderoso que existe.

El ver el aura es un "sentido videncial" y, como tal, no necesariamente se ve con los ojos físicos.

La capacidad de ver el aura es la capacidad de sentirla.

En realidad, la percepción del aura es un sentido interior.

Cuando vemos las cosas con nuestros ojos, conocemos las cosas y sabemos donde las vimos, incluso después de haber cerrado los ojos. Lo mismo sucede con el aura. Está allí, sabemos que esta allí, vemos sus colores, pero muchas veces no sabemos realmente que sentido es el que ha proporcionado esa imagen.

Con la misma rapidez con que cambian nuestros pensamientos, así cambia el aura. Cuando se observa a una persona, es interesante advertir los diversos tonos de color que conforman su personalidad.

La capacidad de ver e interpretar los colores del aura tiene también una aplicación prc1ctica. Observando el color es posible diferenciar lo bueno de lo malo, a la persona sincera de la falsa.

Algunas veces al ver el aura, sentimos el camino correcto para que una persona encuentre la paz y la armonía, pero nos encontramos con que su pensamiento negativo, bloquea e impide su comprensión.

Pero, ¿por que intentaríamos ver el aura?

Por la búsqueda... por la formación de nuestra con­ciencia.... por una necesidad interior... o tal vez por ese deseo de saber.

Debemos ser conscientes del poder de nuestra mente, ya que este poder solo esta limitado por nuestras propias barreras. La mente puede asomarse al futuro, viajar al pasado, curar nuestros cuerpos e incluso curar a los demás. En la mente hay poderes que nos ayudan a percibir el aura, todo e!!o en función de nuestra conciencia y de la disposición que tengamos para usar este poder.

Si queremos ver el aura e interpretarla rápidamente, esto no es posible. Hace falta dedicación y paciencia para formarnos a nosotros mismos y ser capaz de verla. La meditación es uno de los caminos más seguros para establecer un juicio correcto; la confianza serena es esen­cial. Ver el aura es "ver" sin hacer usa de nuestros otros sentidos. En esencia estamos pidiendo a nuestra mente que observe y que nos de su opinión sin hacer usa de los sentidos externos.

Cuando hayamos llegado al punta de la objetividad total, nuestra mente vera el aura y a ese maravilloso arco iris en todo su esplendor, de tal manera que lo que vean nuestros ojos fiscos no se podrá comparar nunca con lo que ve nuestra mente.

Estamos acostumbrados a los éxitos apresurados. Rechazamos las cosas que no se consiguen con rapidez. La visión interior sólo se puede obtener cuando la impaciencia da paso a ese sentido interior que nos hace "saber".

¿Quien percibe el aura?

Nuestra visión periférica es quien percibe el aura. En el campo visual de un ojo hay 130 millones de bastones receptores, la mayoría de los cuales se localizan en la periferia de dicho campo. Son los que funcionan en condiciones de poca luz y constituyen nuestra visión nocturna. Trabajando a partir del centro del campo visual y en la zona de los bastones hay unos 7 millones de conos receptores que operan mejor a la luz del día.

Los bastones receptores sintetizan la rodopsina, tam­bién llamada púrpura visual, que es extremadamente sensible a la luz baja. Para ver el aura la luz debe ser tenue, ya que son los bastones receptores quienes perciben la luz sutil de las emanaciones áuricas.

Para empezar a entrenar la mente para ver las auras lo haremos con un ejercicio muy sencillo, el cual consiste en sentir la presencia de nuestro propio campo de energía.

Extendamos los brazos ante el cuerpo con las palmas de las manes enfrentadas entre sí, a unos 40 centímetros de distancia. A continuación, acerquemos las palmas de las manos con mucha lentitud y regularidad. Cuando vayamos acercando, las manos, notaremos una resistencia entre ellas. Esta resistencia es el campo de energía.

Otro ejercicio que nos ayudara a percibir el área iris del aura, es el siguiente:

Meditemos sobre los colores y aceptemos la posibilidad de percibirlos. Imaginemos que percibimos los colores.

Dejemos entrar en nuestra conciencia las energías sutiles.

Si podemos hacerlo sin sentir que "fingimos" percibir los colores, probablemente empezaremos a ser conscientes de la sensación de los mismos. Esto no necesariamente se producirá de inmediato; a algunos nos resultara mas fácil que a otros. Pero, cuando aceptemos la posibilidad, nos haremos más receptivos a las emanaciones de la "Energía Universal".

Preparándonos para observar el aura

Cuando intentemos ver por vez primera el aura, no nos desanimemos si no sentimos o vemos nada. Debemos darnos tiempo y tener fe. Algunas personas experimentan un despertar instantáneo, pero a otras suele llevarles algún tiempo. A veces el problema radica en que se esta inten­tando con demasiada fuerza, situación que puede destruir la sensibilidad. Cuando esto nos suceda, debemos esperar cierto tiempo antes de intentarlo de nuevo.

Hay varios métodos sobre el modo de observar el aura. En la mayoría de ellos se recomienda trabajar en un cuarto oscuro, con una luz pequeña. También se recomienda entrecerrar los ojos para que la mirada tenga una dimensión mas profunda.

Resulta más fácil observar el aura cuando la persona esta de pie ante un fondo de color claro, blanco de ser posible. Los colores físicos y los objetos materiales pueden distraernos, y resulta más fácil ver el aura en condiciones favorables.

La iluminación es un elemento esencial para "leer" el aura, sobre todo cuando no se tiene experiencia; lo mejor es intentarlo en condiciones óptimas. Asegurémonos de colocar una fuente luminosa detrás de nosotros cuando nos sentemos frente a la persona a la cual se le va a interpretar su aura. Lo mejor es la luz natural, ya sea la luz del sol que entra por una ventana o la luz de una veta. Comprobemos que en la habitación no haya corrientes de aire que produzcan sombras en movimiento, al alterar la llama de la vela.

Normalmente es necesario realizar varias pruebas hasta dar con la iluminación adecuada a nuestras necesidades particulares.

Empecemos visualizando el aura de nuestra pareja o de algún amigo. por supuesto, las posibilidades de éxito serán mayores si la persona participa de buen grado en el experimento. Es aconsejable buscar un amigo interesado en ver el aura y turnarnos para hacerlo.

Pongamos música suave y relajante.

Tengamos el conocimiento de lo que hacemos antes de intentar cualquier visualización, meditación o lectura del aura. Esto es, que conozcamos los diferentes pasos.

Tanto nosotros como la persona, a la que se le va a leer el aura debemos empezar por cerrar los ojos y respirar profundamente para relajarnos. Sentémonos con el tronco recto, las piernas sin cruzar y los pies apoyados en el suelo. Coloquemos las manos sobre nuestro regazo con las pal­mas hacia arriba.

Después respiremos hondo y abramos los ojos lentamente: no los abramos del todo. Recordemos que no debemos concentrarnos en intentar ver el aura. Relajémonos y procuremos mirar el perfil de la persona que tenemos enfrente.

Al cabo de un rato, la rodopsina decolorara los bastones y nos obligara a cerrar de nuevo los ojos para permitir que se resinteticen. Al cerrar los ojos es probable que veamos imágenes que se hayan grabado en nuestra mente. Aparecerán como una imagen en negativo. De­jemos que estas imágenes se fundan y luego volvamos a abrir los ojos. Repitamos el proceso tantas veces como sea necesario.

Se recomienda tener un cuaderno para anotar las observaciones. Si trabajamos varias veces con la misma persona, es interesante comparar las notas para ver si hay cambios o coincidencias entre una sesión y otra,

Tomemos nota de los colores, formas, sentimientos, símbolos o imágenes que hayamos percibido.

La práctica de este método nos fortalecerá la visión del aura y cada vez nos resultara más fácil. No nos desani­memos, el desarrollo de este método suele llevar tiempo. Algunas personas ven los colores perfectamente, mientras que otras sólo aprecian un halo azul.

Recordemos que no debemos esforzarnos en ver el aura; relajémonos y dejemos que ocurra naturalmente. Al poner demasiado empeño, nuestra visión convergente entra automáticamente en funcionamiento.

Cuando los músculos del ojo se fatigan, la posición de este varía ligeramente, Y entonces vemos la imagen gra­bada donde deberíamos de ver el aura. A esto se le conoce como "falsa aura", la cual es de un color opaco, no traslucido como el aura verdadera.

Al realizar la lectura del aura, disfrutemos de la experiencia y estemos alegres.

Cuando intentemos por primera vez "leer" el aura de una persona, hagamos que nos formule una pregunta cuya respuesta se pueda verificar fácilmente.

Al ver o sentir el aura por primera vez, necesitaremos adquirir cierto grado de confianza. Por este motivo, es conveniente que la persona cuya aura estemos observando, responda con sinceridad a las interpretaciones que le estamos planteando.

Para complicar mas las cosas, es posible que los colares que observamos parezcan erróneas, porque los pensa­mientos de la persona, tal vez no correspondan a los que se tengan en ese momento, pero si pueden corresponder a un suceso posada o a un recuerdo inconsciente.

Así, un lectura del aura, puede ser muy importante, a pesar de una negativa por parte de la persona que se esta observando.

Aquí es, en estos primeros intentos, donde nos hare­mos distintos de los demás. Si encontramos fracasos tendremos que continuar con decisión.

Todas las etapas de la percepción extra sensorial exigen esfuerzo, a pesar de la actitud negativa de los que nos rodean.

¡Pidamos permiso!

El mirar en el interior del aura de una persona es una cuestión muy personal. Pidamos permiso antes de aden­trarnos en ese mundo de mensajes sutiles. Si entramos sin el es fácil que percibamos una imagen distorsionada.

Cuando ya creemos que "vemos" el aura, tenemos que dar el siguiente paso; realmente ver el aura.

¿Como es esto?

Lo que sucede en la mayoría de los casos, es que nuestro ser interior intuye las emanaciones áureas y las forma en la mente mediante los órganos visuales. Tal vez lo que estamos viendo es solo la capa física del aura.

Esto es apenas el comienzo, debemos seguir intentándolo y continuar capa tras capa, hasta que podamos percibir su Luz.